Cómo el coronavirus está (y no está) afectando al medio ambiente.
Hemos seleccionado diferentes noticias publicadas en la primavera pasada .
Se trata de 3 medios diferentes para que tú puedas sacar tus propias conclusiones.
De todas las situaciones se pueden sacar valiosos aprendizajes.
La epidemia de coronavirus (COVID-19) es ante todo un problema de salud y seguridad humana. Pero a medida que las personas han cambiado sus comportamientos y patrones cotidianos para contener o evitar el virus, ha habido algunos efectos en el medio ambiente.
También
ha habido información errónea. A continuación hay tres formas en que el virus
está afectando al medio ambiente en China.
1. Los satélites encontraron disminuciones en un contaminante del aire, pero eso no significa que el aire esté libre de toda contaminación.
El 28 de febrero, La NASA y la ESA informaron cómo las disminuciones en la actividad industrial, de transporte y comercial desde el brote de coronavirus habían reducido los niveles de dióxido de nitrógeno atmosférico (NO2) en China. Pero los investigadores señalan que un cambio medible en un contaminante no significa necesariamente que la calidad del aire sea repentinamente saludable en todo el país.
2. Durante la cuarentena, las carreteras y los centros de transporte están más vacíos.
No sorprende que el tráfico por carretera en las principales ciudades de China haya sido más ligero, ya que muchas personas se han visto obligadas a quedarse en sus hogares y el transporte público se ha cerrado. Los trenes dejaron de funcionar alrededor del 22 de enero, cuando comenzaron las primeras cuarentenas. Y en comparación con fines de enero de 2019, los vuelos nacionales dentro de China continental este año cayeron entre un 60 y un 70 por ciento.
3. Las actividades industriales de carbón y petróleo han disminuido, por lo que las emisiones de dióxido de carbono también han disminuido.
Un informe en Carbon Brief declaró que las industrias clave en China estaban operando a niveles mucho más bajos de lo normal durante la cuarentena. Las operaciones de las refinerías de petróleo en la provincia de Shandong, por ejemplo, fueron las más bajas desde 2015.El consumo promedio de carbón en las centrales eléctricas también alcanzó un mínimo de cuatro años. Como resultado, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) fueron al menos un 25 por ciento más bajas en las dos semanas posteriores al Año Nuevo Lunar en comparación con 2019. Sin embargo, esa disminución en las emisiones de CO2 durante dos semanas solo reduciría los totales anuales en aproximadamente un 1 por ciento.
Coronavirus:
los inesperados beneficios de la epidemia de covid-19 para el medioambiente
28 febrero 2020
El cierre
de fábricas y comercios en China, junto a las restricciones de viaje impuestas
para hacer frente a la epidemia de covid-19, se ha traducido en una bajada
sustancial en el consumo de combustibles fósiles en el país asiático.
Y eso ha producido una caída de al menos un 25% en sus emisiones
de dióxido de carbono, según cálculos de Lauri Myllyvirta, del
Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), con sede en Estados
Unidos.
Y una reducción del 25% de las emisiones de China equivale
a una reducción del 6% de todo el planeta.
¿Alivio temporal?
"El cambio en las emisiones de CO2 no es permanente. Y en el gran esquema de las cosas, no será visible en nuestras emisiones totales", valoró el experto en cambio climático y medio ambiente del Imperial College de Londres Joeri Rogelj.Pero Dominic Moran, profesor de Economía Agrícola y de Recursos en la Universidad de Edimburgo, Escocia, es más optimista."Pero el 20% de la economía mundial se está cerrando lentamente, uno de cada cinco vuelos globales está siendo cancelado. Y las cosas ya no van a volver a ser iguales", aventuró. La clave de esto estaría en un posible cambio de comportamiento por parte de los consumidores, en China y a nivel mundial, ya sea como resultado del impacto económico de la crisis o de una mayor toma de conciencia.
"Si la demanda de los consumidores se reduce, por ejemplo, debido a los salarios no pagados durante la crisis, entonces la producción industrial y el uso de combustibles fósiles podrían no recuperarse, aunque exista la capacidad", Y Moran cree que la crisis también tiene el potencial de hacer cambiar a largo plazo el comportamiento y los hábitos de consumo de la gente, por ejemplo haciendo que se lo piensen dos veces antes de emprender un largo viaje que podría terminar en una cuarentena.Pero si la crisis se extiende, o termina paralizando importantes sectores en otros países, la reducción de emisiones podría acabar siendo verdaderamente significativa para los volúmenes anuales.
Coronavirus: ¿qué efectos genera el COVID-19 en el medioambiente? Según la UTEC (Universidad de ingeniería y Tecnología).
Durante estas últimas semanas, además de las preocupantes noticias acerca del impacto directo del COVID-19 sobre los humanos, también han surgido informaciones sobre cómo el medio ambiente parece beneficiarse de esta situación. Medidas como el aislamiento social y la reducida movilidad de las personas han hecho que muchas de nuestras actividades habituales se detengan, con sus respectivas consecuencias ambientales en el aire, el agua y la biodiversidad, entre otras.
Calidad del aire
Con numerosas industrias operando a marcha reducida, así como la escasa circulación de aviones y vehículos terrestres, se han reportado mejoras considerables y sin precedentes en la calidad del aire en diferentes partes del planeta. Por medio de imágenes satelitales o de mediciones puntuales se ha establecido que las concentraciones de dióxido de nitrógeno, uno de los principales gases contaminantes en el aire, se han reducido entre un 30 y 60 % en muchas regiones con respecto a los valores habituales. Asimismo, es muy probable que las concentraciones de otros gases a efecto invernadero y contaminantes atmosféricos también se hayan reducido durante estas últimas semanas. Todo esto como consecuencia directa de la reducción de las emisiones por parte de la industria y el transporte.
Calidad del agua
La noticia sobre el visible aumento en la transparencia del agua en los canales de Venecia en Italia ha dado la vuelta al mundo. También han llamado mucho la atención los registros de delfines acercándose de forma inusual al puerto en Cagliari (Italia). Estos son eventos raros que estarían directamente relacionados con una menor circulación de embarcaciones en esas aguas. En el caso de Venecia, la ausencia de tráfico por los canales poco profundos permite que los sedimentos se depositen en el fondo y que el agua sea menos turbia, pudiendo así observar los peces que allí habitan. Aunque a otras escalas, es posible que la reducción en los procesos industriales y del transporte masivo también estén mejorando temporalmente los parámetros físicos y químicos de mares, ríos y lagos en diferentes partes del mundo.
Biodiversidad
Los efectos sobre
la biodiversidad son más contrastantes que los del aire y el agua. También se
han hecho famosas las imágenes de avistamientos de animales en lugares
inhabituales, como en medio de grandes ciudades y sobre los monumentos. Estos
aprovechan la ausencia de humanos para aventurarse en esas zonas. La lista de
visitantes inusitados de cascos urbanos alrededor del mundo incluye osos,
jabalíes, zorros y hormigueros, entre otros. Son animales que suelen habitar en
las ciudades o cerca de las mismas, pero con comportamientos o adaptaciones
para evitar su contacto con el ser humano.
En Lima misma se
reporta la presencia de miles de aves marítimas en sus playas, un espectáculo
poco común en esta zona que se explica en gran medida por la casi ausencia de
personas. Sin embargo, algunas especies más acostumbradas e incluso
dependientes del ser humano para su subsistencia, como por ejemplos los monos
en Lopburi (Tailandia) o los venados en Nara (Japón) parecen pasarlo mal por
falta de turistas que los alimenten. La búsqueda de recursos por parte de esos
animales y la llegada de animales salvajes a zonas urbanas puede conducir a
cambios en sus interacciones con el ser humano.
Especies sensibles
Por otra parte, no se descarta que ciertas especies cercanas al ser humano puedan sufrir directamente por culpa del Covid-19. En países como la República Democrática del Congo y Rwanda, algunos parques nacionales donde habita el gorila de montaña han decidido cerrar sus puertas a los visitantes durante unos meses. Se teme que el virus cambie y pueda contagiar a este gran primate en peligro de extinción. Por tratarse de una especie muy aparentada a nosotros y considerando los conocidos casos de virus que han circulado entre primates y humanos, esta medida preventiva es muy acertada.
¿Y después?
Debe
preocuparnos, mas no sorprendernos, que todos los efectos positivos del
Covid-19 sobre el medio ambiente sean transitorios y desaparezcan rápidamente
en cuanto nuestras actividades retomen su ritmo de precrisis. Tal ha sido el
caso luego de recesiones económicas pasadas. Es incluso muy posible que los
niveles de contaminación sean mayores que antes pues muchas industrias y
personas querrán recuperar sus pérdidas durante la inactividad.
Para finalizar, y
como soñar no cuesta nada, esperemos que esta crisis nos sirva de lección para
por fin entender que el medio ambiente no puede ser siempre el gran sacrificado
en nuestros modelos de desarrollo. Confiemos en que este sea el inicio de una
nueva manera de ver las cosas, que nuestro enfoque cambie y revisemos nuestras
verdaderas prioridades.
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